Thursday, March 31, 2011

Rusty en la oficina

Hoy Rustito vino a trabajar conmigo. El mono se tuvo que ir a una reunión de pega en Viña e iba a estar todo el día fuera, así que me vine con can y todo a la pega, previa venia de mi jefe y entusiasmo de parte de mis compañeros.


Rusty es bien portado, la verdad es que huevea poco y con sacarlo un par de veces a dar una vuelta por la cuadra para que hiciera sus cosas no hubo drama.

En la oficina fue la sensación del momento: todo el que pasaba chillaba un poco y la mayoría caía en la tentación de tirarle una pelota o una botella o lo que sea, enfrascándose en una dinámica interminable de humano tira - perro va a buscar - humano tira - repita hasta el fin. Rusty fue feliz y creo que la gente en la oficina también.

Lo que me lleva a pensar que uno debería poder ir a trabajar con su perro si es que este es decentito y bien portado como Rusty. Aporta al ambiente, todos son más felices y la verdad es que, al menos a mí, el día se me hizo muy corto.

Imagino que a Rusty también, porque cuando llegamos a la casa de la pega, previa pasada a jugar a la plaza, Rusty cayó en un coma profundo del que vino a salir con suerte hoy en la mañana para nuestra habitual salida. Claro, como en la casa habitualmente duerme su buen par de siestas largas mientras el mono trabaja y en la oficina conmigo durmió a lo más 10 minutos... llegó hecho bolsa. Lo reacomodamos como 15 veces en posiciones absurdas sobre la cama, just for the fun of it, y ni se dio por aludido. Bless him.

Por mi parte, fue un agrado sentir que tenía una cola. Cada vez que me paraba a hablar con alguien o al baño o a donde fuera Rusty me seguía de cerca. Supongo que como el ambiente le era un poco más ajeno y como al final el perro es bien mamón, no se me despegaba. Hasta al baño me lo tuve que llevar!

Fuimos a almorzar a los chinos de al frente que no se hicieron atado por el perro en la terraza, comimos carne mongoliana, fuimos a por un helado y nos encontramos con más compañeritos de la oficina en el camino de vuelta. Todo fue un éxito.

La tarde fue bastante tranquila, como pueden ver...



Como buena madre, le llevé su plato de agua y un hueso para que se entretuviera mientras yo trabajaba, aunque la verdad diversión no le faltó, porque siempre hubo alguien dispuesto a tirarle algo o al menos a conversarle con cara de gil, cosa que Rusty valora.

En resumen, propongo un Rusty day para todas las oficinas, es barato y todos son más felices.

P.S.
Al día siguiente la gente me recibe con: "hoy no viene Rusty? Cuándo viene de nuevo?" a lo que yo respondo que cuando el mono tenga reunión en Viña de nuevo.

La respuesta fue unánime: "ay, ojalá que tenga que ir harto a Viña...".


Sunday, March 27, 2011

Feliz cumpleaños, Rusty!!


Hoy Rustito cumple un año. La mayoría de edad en un perro. Sort of. Al menos le corresponde pasar de comida de cachorro a comida de perro grande.


La verdad es que sí, ya creció todo lo que tiene que crecer y ya tiene cara de más bien adulto. Aunque es un cachorrillo de alma y creo que nunca dejará de serlo.


El Demian nació un viejo chico, pero el Kracho y el Rusty tienen alma de niños. Juegan como de 2 meses y lloran y chillan cada vez que quieren algo hasta que lo consiguen. La verdad, ojalá que sigan así. Son todos deliciosos, cada uno en su propia enfermedad.


El Demian y el Kracho nacieron el mismo día, pero con un año de diferencia: el 2 de Febrero. Para ellos, feliz cumpleaños atrasado, aunque ese día celebraron comiendo ricos.

En la plaza Las Lilas, hay un grupúsculo de... VDMS uno diría? Aunque la mayoría no son Vs... es lamentable. Bueno, ese grupo celebra los cumpleaños de los perros en la plaza. Las he visto desfilar con regalos y creo que cantar, Y si mi deformadora memoria no me falla, una vez había una torta.

Nosotros no hemos llegado a esa ridiculez -hemos llegado a otras, pero al menos las mantenemos privadas- pero de todas formas me gusta recordar los cumpleaños de mis animales. Así me acuerdo de las cosas buenas que hemos pasado juntos durante el año. Este año ha tenido muchas cosas buenas y Rusty ha contribuido a varias, así que hay razones para celebrar: hemos salido harto a pasear, conocimos al grupo de Agility, ya no tenemos frío en las patitas en la noche, hemos hecho amigos en la plaza, le hemos enseñado varias cosas y básicamente nos hemos dado cuenta de que somos bien decentes como padres de animales de al poder tener un perro así de feliz en un departamento.

Así que le voy a ir a dar un abracito de cumpleaños...

Tuesday, March 22, 2011

Mañanas con animales

Hoy caí en cuenta de que las mañanas en mi casa tienen una rutina mucho más elaborada y estricta de lo que me gusta pensar. Lo que yo veía es que yo me despierto, el mono sigue durmiendo, tomo desayuno y saco a pasear al perro. Cuando llegamos despertamos al mono ya sea saltándole encima o llenándolo de chupis (todas estas cosas las hace el perro, no yo) y luego proceso a irme a la oficina.

Pues bien, resulta que para que esta coreografía resulte, hay una infinidad de pequeñas sub rutinas que han de suceder en su momento exacto para poder armar el gran baile final y on schedule, porque si no llego tarde a la pega y creo que culpar al perro o al gato como escusa es bien penca.

Kracho durmiendo

Demian despertando

1.- Abrir los ojos: esta simple y refleja actividad desencadena todo un porvenir de situaciones. Cuando este abrir los ojos de mi parte es espontáneo desencadena el abrir los ojos del perro, quien vigilaba mi sueño con atenta y expectante vigilia, ya que finalmente él es el que más se favorece con mi despertar, ya veremos por qué. Esto, a su vez, desencadena el abrir de los ojos de los gatos que habitualmente duermen a mis pies o en la pieza de al lado, pero que muchas veces también han comenzado una vigilia sentados al lado de la cama. Una vigilia por cierto más indiferente, pero no por eso menos constante.



Hay que decir también, que muchas veces mi abrir de ojos es precedido por alguna de las siguientes situaciones:

  • Un gato considera que ya es muy tarde para estar durmiendo y me lo hace saber caminando sobre mi
  • Un gato (el Kracho) tiene hambre y lo hace saber a decibeles impensados para esa hora de la mañana
  • Un perro considera que es el momento preciso para girar repetidamente sobre su eje hocico - cola, enflufando su pelaje y repartiendo baba por doquier
  • Un perro decide cambiar de posición en la cama, lo cual hace con un conocido movimiento de desplome sustantivo sobre mis pies
  • Un marido ronca
  • Un gato chupa una bolsa
  • Un gato reordena la casa a su haber, descartando items que le parecen insulsos botándolos al piso con fervor
Estas cosas también pueden suceder en otros momentos de la noche, pero ahi no desencadenan la rutina de despertar - levantarse, sino de ira - insomnio, de la cual hablaré en otra oportunidad.



2.-Baño: a esta impostergable actividad matinal siempre me acompañan los gatos dentro del baño y el perro echado en la puerta por fuera. Los gatos toman agua de la gotera de la tina y el perro me espera afuera con una fidelidad que va más allá de lo que yo logro dimensionar. Mientras me ducho el Demian se aburre del baño y considera que la humedad es indigna y poco adecuada para su pelaje y me demanda salir, para lo cual yo debo extender mi manita mojada de la ducha y dejarlo salir. Mientras el Kracho se echa feliz sobre la ropa limpia que dejé lista para vestirme. Y no, no prefiere la ropa vieja y sí, ya lo he probado dejándole otras cosas. Sólo he logrado marginales avances sustituyendo la ropa con un guatero vacío.

Dosty en vigilia frente al baño

Kracho en la alfombra del baño


3.- Desayuno: cuando salgo del baño se desencadena una actividad que siempre disfruto sobremanera: el desfile hacia la cocina. En un orden que sólo ellos comprenden, los gatos y el perro me acompañan a la cocina, desfilando con sus pasitos desiguales y haciendo sonar sus cojincitos en el piso flotante. Este sonido es muchísimo más evidente en Rusty, pero si se escucha aguzadamente y con atención, también se logran oir las pisadas de los cuts. 

Pero bueno, este desfile nos lleva a la cocina donde cada uno adopta una posición determinada: yo en la máquina de café, el Demian en su panóptico junto a la puerta, el Kracho cerca de lo que sea que se pueda comer esa mañana y el Rusty echado en la entrada de la cocina o ya lloriqueando porque sabe lo que viene... su primer paseo del día.


Y es ahí donde suelen empezar los lloriqueos: que el Kracho quiere comida, que el Demian quiere atención y el Rusty quiere salir. Todo esto suele traducirse en quejiditos más o menos lastimeros dependiendo de quién los emite. En mi opinión, el Rusty y el Demian se pelean el primer lugar.

4.- Salida: acá es cuando la lealtad del Rusty se vuelve más bien un hostigamiento enfervorecido, el cual va teniendo gatillantes progresivos y paulatinos de una cada vez mayor histeria: cuando salgo de la cocina me sigue, cuando me pongo pantalones se me refriega. Con los calcetines ya el refriegue bordea en lo inapropiado y ya la postura de zapatos desencadena un nivel de hyper que no tiene vuelta: hay que salir sí o sí. Para qué hablar de cuando agarro las llaves o la correa...

5.- Vueltita: salimos a pasear lo más lejos que me permita mi flojera matutina: si hay harto tiempo vamos a la plaza y a dar una vuelta por el parque, si hay poco, a mear abajito del edificio nomás. El perro es el que mea, no yo.


6.- Despedida: volvemos de la vueltita y Rusty corre a saludar a su padre. Habitualmente esto consiste en saltarle encima y dedicarle unos cuantos chupis. La verdad es que este despertar suele ser más efectivo y placentero para el destinatario, o al menos eso creo que mi apurado susurro de "monito, me voy a la pega". Al menos el Rusty se echa a dormir con él un ratito más y ahí es cuando yo los odio.

Posteriormente procedo a despedirme de los cuts. Esta despedida suele ser algo más extensa, ya que entra la culpa por dedicarle una vueltita al perro y no la misma cantidad de tiempo a los gatos. Entonces tomo a cada uno en brazos, los besuqueo habitualmente hasta hostilizarlos y a veces les doy una vuelta por el pasillo del edificio; una extraña fascinación que comparten y que no dudan en hacerme saber sentándose en la puerta del departamento y mirando la manilla como si en ello se les fuera su turnia vida. Todo esto, por cierto, sólo para darse cuenta de que si se alejan mucho más allá de la mitad del pasillo se cagan de susto y vuelven. Al menos el Demian. El Kracho llega al felpudo.

Posteriormente procedo a irme, sin duda, más feliz a la pega, sintiendo que tuve una vida antes de salir.


Monday, March 21, 2011

El Pacto

Demian y yo tenemos un pacto. Hasta hoy, los dos hemos cumplido fielmente nuestra parte del pacto. Este pacto es simple: el Demian tiene que quererme y abrazarme cada vez que yo estoy triste y yo lo cuido y procuro mantener satisfechas todas sus necesidades.

Básicamente este post pretende echar por tierra todos aquellos mitos de personas malintencionadas que difaman a los gatos diciendo que no son cariñosos, que son ariscos y que no se puede confiar en ellos. Para mí es todo lo contrario: el Demian viene cuando lo llamo, siempre quiere darme un abracito y nunca nunca ha hecho algo que me haga dudar de su lealtad (el hecho de que el 80% del tiempo me mire con desprecio no cuenta).

Tengo fotos que prueban lo que digo:
Esta es mi favorita, ya que despliega nuestra maldad conjunta de innegable manera.


Estas son de recién y son las que inspiraron este post.


Y esta es sólo por la chochera y para probar mi punto: los gatos son, en efecto, criaturas infinitamente cariñosas.

De hecho, más temprano que tarde, se vuelven hostigosos, con abrazos plagados de alergia que parece que no tuvieran intención de terminar. O con ochos interminables entre los pies de uno.

El Kracho suele hacer esto cuando quiere algo, habitualmente comida. El Demian parece hacerlo de forma más desinteresada.

Claro que distinto es cuando se vuelven cariñosos en invierno: esto es simplemente porque tienen frío y quieren usarnos de abrigo o guatero. Todas motivaciones loables en el caso de animales que son capaces de buscar el único punto de la casa con un rayo de sol en los días más calurosos del verano mientras nosotros los humanos nos preguntamos si realmente vamos a sobrevivir los 34 grados...

De todas formas quiero establecer -y espero haberlo probado de gráfica manera- que los gatos no son ariscos por defecto (a menos que los hostilicen y, en ese caso, yo también lo soy) y que son capaces de tanto o más cariño desinteresado (e interesado también, para qué estamos con cosas) que los perros.

Volviendo al pacto, debo decir que con el Kracho no tengo un pacto. Nuestra relación no es así, el Kracho no es así. ÉL es un espíritu libre. Él no está regido por una ley superior ni está llamado a obedecer a nadie en destinos de grandeza. Para bien o para mal, el Demian y yo sí y por eso nos calza y nos acomoda el tener un pacto. No porque de otra forma no nos fuéramos a comportar de la misma forma, sino porque simplemente a veces la vida de los elegidos es así.

¿Alguien ha tenido un pacto con un peludo?

Sunday, March 20, 2011

Con Rusty al estadio

No tengo muchas fotos de esto, pero hoy llevé al Rusty al estadio a entrenar conmigo Tiro con Arco. Yo voy todos los fines de semana bien temprano (tipo 9, 9 y media) y sacar al perro antes de ir estaba boicoteando mi disciplina. Así que hoy me lo llevé nomás a ver cómo se portaba.



Llegamos y estaba bastante vacía la cancha, lo cual era bueno para ver si mi compañero de tiro se iba a comportar. Partimos bien porque le dio el energúmeno y se dedicó todo el rato que yo armé el arco a correr como si lo persiguiera el demonio por el estacionamiento y el pasto. Eso hizo que gastara su resto de energía. Claramente no suficiente...

De ahí empecé con ejercicios de precalentamiento, los cuales consisten coincidentemente en movimientos muy parecidos a cuando el mono juega con el perro a ladrar: es decir, mover los brazos en círculos. Entonces -y ya todos sabemos lo que viene- el perro le dio por ladrar. Cosa que si yo quería pasar más o menos piola ante las eminencias que ya entrenaban ahí... no fue una opción.

He de mencionar que el tiro con arco es un deporte pequeño en Chile, ergo, hay un solo lugar donde se entrena y ahí entrenan todos: desde el más principiante hasta los seleccionados olímpicos. Y ahí figuraba yo: con el perro enloquecido a vista y paciencia del profe entrenador de la selección que siempre me ha intimidado casi más que mi propio padre. Y resulta que el perro en vez de calmarse con el cansancio cada vez estaba más hyper...


Un poco así.

Y así no me quedó más que irme a la línea de tiro con la poca dignidad que me quedaba lo más alto posible.

Entonces vino la magia del perro. Algo que yo intuía pero que nunca se me había desplegado tan claramente como hoy: Rusty hace amigos instantáneamente, desplegando una maldita habilidad social que yo no tengo ni por si acaso!!

Resulta que  todos se hicieron instantáneamente amigos míos!! Yo voy al estadio hace un año y hay gente que nunca me había hablado, incluso saludado! Y hoy me metieron conversa como si yo fuera la estrella con más medallas del último campeonato.

Esto me dio una especie de placer mezclado con váyanse a la mierda, si no me hablaron en un año no me vengan a saludar ahora... Hasta que me decidí a aprovechar la situación y a hacer amigos nuevos nomás.

Y así fue como el día de hoy tuve una conversación con el profe en la cual no sudé ni me sentí enjuiciada en mi habilidad siempre superable para disparar. Hasta me mostró fotos de su perro en el teléfono!!

Terminamos haciendo un show con unas diez personas en la audiencia donde desplegué todos los trucos de Dostito y al final hasta nos aplaudieron!!

Y así es como espero que mis nuevos amigos me ayuden a encontrar la flecha que se me fue por encima del parapeto por tener la mira mal ajustada y que no fui capaz de pillar en tres pasadas de barrido, aún con can... :(



Wednesday, March 16, 2011

Trilogía Peludos Parte III: Rusty

And then came Rusty...



Rusty es un perro. Eso no es menor. Un perro es muy distinto a un gato. Un perro es needy y grande y tiene que salir a pasear y lloran si se quedan solos y... no son como los gatos.

Me encantan los perros y la verdad siempre quise tener uno, pero así como era fervientemente enemiga de los disfraces también lo era del concepto de tener un perro en un departamento. A menos que fuera muy chico y la verdad a mi no me gustan tanto los perros chicos. Además, ya teníamos dos animales en la casa. Entonces la opción perro estaba más o menos descartada.

Pero factor in el hecho de que mi marido siempre quiso tener un perro así como que fuera de él. No como en la parcela de sus padres, que tienen una población constante de entre 10 - 20 perros at any given time. Él siempre quiso un perro propio, no de la casa: de él. Habíamos discutido harto esta opción, pero siempre llegábamos a la conclusión de que tener un perro en un departamento es cruel.

Hasta que el tema se empezó a volver cada vez más recurrente y algo en mi cabecita me empezó a decir que íbamos a terminar teniendo un perro. Bastante antes de efectivamente decidir que así fuera, por cierto. Pero llegó un minuto en el que vi al mono tan feliz coquetear con la idea, me vi a mi feliz con mis gatos y ya no pude negarme más, me sentía egoísta y casi cruel de seguir negándome.



El mono siempre había querido tener un Corgi y había hecho algunas averiguaciones, visto criaderos (que no abundan en Chile, por cierto) pero nada concreto. No era una decisión tomada aún. Hasta que cachó que no habían muchas opciones reales en Chile y se puso a averiguar de otras razas. En eso dio con el criadero de Ezio Solari, donde tienen varias razas de perros, entre ellos los Border Collies. Y así empezamos a cachar más de ellos, aunque aún desde una parada descoprometida. Sin saber que ya habíamos dado el paso sin darnos cuenta...

Y así resulta que un sábado de fallido almuerzo familiar en Peñaflor nos fuimos temprano y figurábamos en la autopista a las 2 de la tarde sin mucho qué hacer con el resto del día. Y el mono me dice "oye, y si vamos a ver los perros al criadero ese en Casablanca?", "yapoh" contesté, sin sospechar aún -ingenuamente por cierto- que nuestro destino estaba cada vez más sellado.

Enfilamos hacia la playa y llegamos a Casablanca al criadero. Entrar por esa puerta es pasar a otra dimensión. Básicamente porque entras y llegan decenas de perros de variadas razas, portes y colores hacia ti, todos queriendo jugar, todos decentes, bien comportados y bastante limpiecitos para ser de campo. En resumen: el paraíso para mí!!! Abracé miles de perros, hostigué otros tantos y muchos me dieron besitos asquerosos y babosos. Difamé a los Border Mirlos llamándolos hienas horribles, aunque ahora desdigo mis declaraciones.

Ezio nos hizo una demostración con en Jackie, un campeón de Agility y con Corcho, otro Border delicioso. Hasta ahí yo ya tenía bastante claro que los Border eran una raza muy inteligente y que aprendían muchas cosas y rápido. Y luego nos mostró la camada de Borders de 2 meses... And that was it. Detracito de varios negritos con blanco venía uno más atrás, diferente: café y con los ojitos medios verdes. Ingenuamente dije oh qué delicioso y... lo tomé en brazos. Nada más que decir: DONE DEAL. A uno le deberían advertir que si no está cien por ciento convencido de querer adoptar un animalito NO DEBE TOMARLO EN BRAZOS!!! Porque yo ya estaba perdida. Y el mono ni siquiera tuvo que tomarlo en brazos. Rusty ya se nos había metido en la cabecita y el almita.

Ese día nos fuimos a la casa, sin perro, por cierto, si sólo habíamos ido a mirar... Pero todos ya sabíamos cómo iba a terminar esto. De ahí no me acuerdo bien, pero mi sensación es de que en un momento nos miramos y supimos que íbamos a ir a buscar al perrito al día siguiente. Y así fue:


Rusty en la camioneta camino a la casa de Casablanca


¡Era muy pequeño!

Rusty llegó a la casa y su rapport con los gatos fue bastante menos traumático que el del Demi con el Kracho. Básicamente se ignoraron tras la curiosidad inicial y eso se ha mantenido más o menos así en el tiempo.


Lo difícil no fue la relación con los gatos, fue el perro en sí. Los cachorros son muy demandantes! Tenía tos y había que hacerlo dormir, meaba cada media hora donde se lo ocurría, no lo podíamos sacar a pasear porque no tenía las vacunas aún y siempre quería jugar a algo!! OMG yo no estaba preparada...

La primera noche intentamos que durmiera en la cocina. Lo encerramos con comida, camita y agua. Y tras 40 minutos de llanto, angustia y rasguños de puerta lo llevamos a la cama y ahí ha permanecido ever since. Ah, el perro también lloraba y estaba angustiado, por si acaso... :P

Fueron un par de meses horrorosos: no dormíamos más de un par de horas porque había que llevarlo a mear a la terraza y luego hacerlo dormir en su cama porque no se dormía solo. Comía varias veces al día y no hallábamos las horas de poder sacarlo a pasear a que gastara energía en la plaza. La verdad, me cuestiono sólo por esos dos meses la conveniencia de tener un perro en un departamento. La conveniencia para la salud mental, that is.

Cuando pudo dormir la noche completa hubo un aumento en nuestra calidad de vida. Y luego otro más sustancial cuando aprendió a mear afuera. Ahí recuperamos la terraza y el aire respirable en la casa. Y de ahí todo ha sido bastante mejor.


Reconozco que al principio lo odiaba un poquito a ratos, por no dejarme dormir y por tener a los gatos un tanto recluidos a las alturas. Los perros son mucho más invasivos y espacialmente demandantes y muy a mi pesar los cuts le cedieron bastante espacio a Rusty. Físico y mental también, al principio. Y me volví a sentir una mierda de madre de cuts.

Pero luego vinieron cosas como esta:


Y supe que todo iba a estar bien. Eventualmente.

Hoy Rusty duerme toda la noche y más, pesa 15 kilos y duerme en nuestra cama la mayor parte de la noche. Siempre es el perro más educado de la plaza y, sin duda, el más bonito. Sabe muchos trucos que impresionan a la gente y un par más bien destinados a salvarle la vida. Pero por sobre todo, hace feliz al mono como a mi mis cuts. Y por eso, Rusty es insuperable.




Tuesday, March 15, 2011

Corolario al post de peludos disfrazados

Ok, mi coming out as a pet costume freak ha inspirado confesiones parecidas de parte de mis amigos. Estas fotos han llegado a mí el día de hoy:


Este es Dalí, el perro de mi amiga Rocío y pasado por libreta de su novio Cristian. Dalí es un Setter Irlandés que la Ro se encontró vagando por la calle y gentilmente adoptó (la historia es más larga que eso, pero la verdad no me la se bien, así que los dejaré a ellos contarla otro día).


Dalí es un can especial para mí porque cuando la Ro tenía que salir de la ciudad o desaparecer por largos fines de semanas (en actividades que no entraré a detallar acá...) yo me quedaba con Dalí y lo sacaba a pasear como su Can Sitter. Fuimos a la plaza, a la casa de mis papás, paseamos en auto y tuvimos anécdotas peludas mucho antes de que yo tuviera una mascota propia que viviera conmigo.




Y este es Tonino (QEPD), de quien claramente abusaron en sus sueños:


Tonino era el perro que tenían en la casa de los padres de Cristian en... Talca? Tonino limpiaba sus patitas en el felpudo antes de entrar a la casa. Tonino despertaba a los humanos a saltos. Tonino era muy peludo y delicioso.

Y bueno, como pueden ver, NO SOY LA ÚNICA RIDÍCULA QUE DISFRAZA EL PERRO / GATO!!!!

Trilogía Peludos Parte II: Pankrasio

El Kracho es hermando del Demian. Nació un año después y es hijo de la misma madre y del mismo padre. El Kracho está sentado mirando la pantalla mientras escribo y lo agradezco. Hace frío.

El Kracho es el sociable. Cuando Demian es autista, el Kracho es amistoso. Hasta hostigoso, pero siempre bienvenido. Cuando el Demian es elegante, altivo y hábil, el Kracho es torpe y desgarbado. Cuando el Demi es callado o lastimero, el Krachito es bullicioso, conversador y OH SO LOUD!!

El Kracho tiene alma de niño, de hermano menor, de concho. Cuando él llegó, el mono ya vivía conmigo y claramente lo retamos menos que al Demian; estábamos más laxos, aprendiendo a aguantarnos el uno al otro humano y en esa el Kracho se la llevó algo más suave en términos de disciplina. Un clásico hermano menor!



Me acuerdo patente del momento en el que decidimos tener otro gato. Le habíamos estado dando hartas vueltas a la idea, pero no nos decidíamos: que dos gatos es mucha responsabilidad, que es muy caro, que el veterinario, que la comida y blablabla. Por otro lado, el Demian tendría un hermanito con quien jugar y no estaría tan solo cuando estuviéramos trabajando o saliéramos de viaje.

Y así nos debatíamos...  Hasta que un buen día, cerca de Semana Santa again, el mono me llama a la oficina -me acuerdo patente porque yo estaba en una reunión más o menos compleja en la oficina de mi jefe- y me dice con voz de chillidito: "Monitaaaa, monitaaaa, la mamá del Demian tuvo una nueva camada!! ¿No crees que es hora de que el Demian tenga un hermanito?" Y ahí ya no hubo más dudas: el fin de semana de Semana Santa íbamos a ir por el Kracho.

También me acuerdo patente que en el auto de vuelta a la casa con el Krachito pequeño pensamos mucho en cómo afrontar el momento en que el Demian lo viera por primera vez: si presentarlos o dejarlos que se encontraran más... naturalmente. Finalmente no me acuerdo bien qué optamos, pero me acuerdo que fue desastroso: el Demian se meó entero de susto, se engrifó, le hisseó y el Krachito no cachaba nada... Y esto se mantuvo por el resto de ese día.


Y resulta que yo me sentía una mierda de persona, pensaba que nunca se iban a aguantar y que había cometido un error terrible en traer al Kracho, que el Demian me iba a odiar para siempre y que era una pésima madre... :(

Tuvimos que separarlos para dormir, cada uno en una pieza y con platos de comida y cajas de arena separadas. Todo esto mientras yo lloraba a mares sólo para despertar al día siguiente sintiéndome peor pero más cansada y sin saber qué cresta hacer.

Recuerdo largas horas sentada en el piso del pasillo tratando de que se acercaran siquiera el uno al otro, a ver si se olían o si se miraban siquiera... nada. Por otro lado me sentía pésima por el pobre Krachito, todo solo y en una casa desconocida con un gato malo que no lo quería. Y me partía el corazón de pensar que si no se llevaban bien... horror.

Habíamos investigado mucho respecto a si era mejor tener dos machos o un macho y una hembra y llegamos a cachar que era mejor dos machos, porque tienen un tipo de juego más parecido, más brusco, que a veces las hembras encuentran annoying. Y por ahí vino la luz... el mono, con una paciencia de santo entre mi lloriqueo y mi culpa no sé cómo cresta agarró un cordelito y después de mucho intentarlo, logró que los dos gatos jugaran. Sort of. Yo de esto me enteré porque estaba duchándome y entra entero de hypeado el mono al baño y me dice: "monita!!!  jugaron!!". Y gente lloró un poquito.


Y de ahí todo fue mejor. Al principio el Kracho era el que buscaba al Demian y el Demi lo ignoraba, pero después los dos jugaban felices juntos. En un mes eran los mejores amigos y hermanos y ya hasta dormían juntos. Y yo ya no me sentía tan culpable. Y me di cuenta de que fue la mejor decisión!






Y así fue como el Kracho llegó a ser parte de esta casa y así pasó sus primeros días acostumbrándose a su hermano y a sus humanos. Con éxito.


Oh so cute!!

Kracho es feliz ahora. Creo que el más feliz de esta casa: al Kracho no le importa nada, él corre, conversa y duerme sin presión alguna y sin que le importe ser grácil, adecuado o decente. Kracho hace lo que quiere cuando quiere y si no puede lo pide con fruición hasta que lo consigue. Y por eso, yo lo admiro.


Monday, March 14, 2011

Peludos disfrazados

Como regla general, me considero una persona fervientemente en contra de vestir a los animales, sean perros, gatos, cacatúas o elefantes. Me parece que la gran mayoría que no son gatos Esfinge (una extraña fascinación mía, ya que no son, efectivamente, peludos) no necesitan realmente que los vistan, aún en invierno.

Esta postura se sostuvo intacta con la llegada del Demian, hasta que vi esto en Estados Unidos...



Y luego esto en el Jumbo... perfecto para una sesión de fotos con un girasol:



Y finalmente esto en la veterinaria...



Rusty aún no ha caído en tal desgracia, pero no dudo que lo hará...

En mi defensa, sólo puedo decir que la mayoría de estos atuendos sólo han sido utilizados por los cuts para estas fotos. Aunque creo que dentro de cada cat lover hay un costume freak en potencia...

Trilogía Peludos Parte I: Demian

Demian fue el primero en llegar a la casa. Demian vino a vivir conmigo cuando yo vivía sola y eso lo transformó para siempre en el primer individuo con el que decidí vivir y compartir mi hogar. Eso ha hecho que el Demian y yo tengamos una relación especial, que no es la misma que con ningún otro peludo.

Cuando me fui a vivir sola siempre pensé en tener una mascota, idealmente un gato o un perro, pero la verdad nunca me decidía. Que los perros sufren, que los gatos arañan cosas... siempre había un tema. Incluso pensé en otras opciones: un hurón, un erizo de tierra y así. Hasta que un buen día mi marido -que en ese entonces era mi pololo- me agarró de un ala y me dijo: "mira, para tu escándalo. Tu siempre has querido tener un gato, te encantan los gatos y estai puro hueviando. El fin de semana vamos a ir a buscar tu gato". Y así fue. Lo recuerdo porque era semana santa, entonces el fin de semana era largo y propicio para el primer acostumbramiento del animalillo a la casa.

Y así llegamos a la casa de Michelle en Echeñique, que tenía una camada de siameses de dos meses. Todos en una jaulita, más bien asustados al fondo. Y lo vi:


El Demian era más clarito que el resto: podrá ser?? Y lo sacan y confirman  mi sospecha: un Blue Point!! Yo amaba esos gatos pero no había pillado por ninguna parte!! De hecho el no pillar un Blue Point había sido la razón por la que derivé en la idea de perros o hurones o erizos. Y ahí estaba el Demian. De hecho con el mono habíamos ido a buscar una hembra, habíamos preguntado si tenían y todo, pero fue cosa de ver a aquel peludo clarucho desteñido de ojos tan azules como turnios y me enamoré. Y el Demian se fue a vivir conmigo.

No habíamos pensado nombres de macho, porque queríamos una hembra, pero en el camino llegamos a Demian. Un poco por el libro de Herman Hesse y un poco por La Profecía (aunque ahí es más Damien que Demian).

Confieso que al principio le temía a Demian. La primera noche la pasó en la cocina, en un rincón donde pusimos su cama y su comida y todo y al día siguiente en la mañana lo fui a ver. Y el pobre me tenía miedo!! me miraba con sus ojos azules turnios y grandes como platos, desorbitados en el temor y el desconcierto de lo nuevo y desconocido y me hisseó cuando le traté de hacer cariño!! Y más encima tenía nombre de maldad y me miró con odio y me tiró un zarpazo y yo pensaba que me iba a odiar :(



Pero no, poco a poco se fue acostumbrando. Ya al segundo o tercer día quería dormir en mi cama y adquirió aquella maravillosa costumbre del todo o nada: si quiero estar con él tiene que ser que él esté instalado encima de mí. Si no, me ignora. No cualquier espacio es digno de Demian.

Y así se fue configurando lo que hoy hemos llegado a conocer como "cara de Demian", la misma que tanto me ha servido en variados ámbitos de la vida, desde la pega (sobre todo la pega) hasta mi vida personal. La cara de Demian es indescriptible... pero es algo más o menos así:



Es una cara de displicencia absoluta pero que va más allá de ignorarte. No es que Demian ignore. Demian simplemente pone cara de Demian y uno ha de entender lo que ha de entender.


Así es el Demian. Por eso lo admiro y por eso le temo un poco, incluso hasta hoy.

Demian en algo autista, no gusta de socializar y sus afectos son polares: o te ama o te ignora. Y tiene preferencias enfermas por un par de personas a quienes deleita con un lavado de pelo completo el momento en que cruzan la puerta. Una de ellas es mi padre, que siempre tiene que llegar a ducharse después de pasar por acá.

Demian es el más valiente, el aventurero pero que es demasiado digno, incluso para comer. Demian es parentalizado, sobreadaptado, superyoico y esquizoide... Me recuerda a alguien...


Sunday, March 13, 2011

Mi amigo Mac

Figuraba yo el otro día en una labor muy parecida a la de hoy: trabajando con sanas pausas para bloggear o twittear. En estas labores, muchas veces me veo acompañada de cuts y es ocasiones del can. Y bueno, todos sabemos lo que un notebook hace a un cut y los míos no son menos.

Pues así transcurría la otra noche cuando yo trabajaba en el Mac nuevo de la oficina, cuando me descuidé un segundo de la pantalla. Craso error, pues al volver la vista a ella figuraba el Kracho muy sentado en el Mac. Y la pantalla apagada...

Y no prendía...

Y traté de apagarlo, de prenderlo, spacebar, esc, todo lo habitual para hacer volver la pantalla. Y nada. El maldito Mac no prendía. Y el gato me miraba con una displicencia irritante, sin entender la angustia que me agobiaba en ese momento. No sólo por el trabajo que podría haber perdido, sino porque EL MALDITO COMPUTADOR DE LA PEGA NO PRENDÍA!!!

Yo a esas alturas, cuando nada funcionaba, me veía llegando a la pega al día siguiente con la cabeza por el suelo y la moral más abajo, a reconocer que el gato se había echado el Mac nuevo. Lo que claramente sonaba más a el perro se comió la tarea que a la trágica realidad. Para ese entonces yo ya calculaba en cuántas cuotas iban a tener que descontarme por planilla el pc.

El gato me miraba con con curiosidad. El otro gato, con desprecio. El perro no estaba y yo tenía demasiada vergüenza como para pedirle ayuda al mono. Fatal.

Hasta que por un segundo me agaché y divisé la esperanza! La luz al final del túnel. Literalmente. Luz! En la pantalla! Había un ángulo en el que se veía algo como si estuviera prendida!!

Entonces volví en mi y usé la razón: recordé los últimos pasos del Kracho sobre la alba superficie del Mac y la ví: la clave del misterio se develó ante mí. La tecla de Brightness... sí, había que ir por ella... Tap tap tap tap tap... y el Mac volvió en sí!!!!!!!!!

GATO DE MIERDA LE HABÍA BAJADO TODO EL CONTRASTE A LA PANTALLA CON SU MALDITA MANITA HABILIDOSA!!!

Nada más que decir...



Tan inocente...

Tuesday, March 8, 2011

Dos canciones más

Hoy mientras sacaba a pasear al Rusty en la mañana vinieron a mí dos canciones más de esas ridículas que componemos para nuestros animales. Sólo que en este caso, yo no compuse ninguna de las dos. No diré quién las compuso...


"lo más importante
en la vida es
sonreirle al mundo
con un PERRO CAFÉ"


"El Rusty es un
perro café
el Rusty es un perro café
el Rusty es un perrito muy lindo
el Rusty es un perro muy fiel"

Saturday, March 5, 2011

The sense of smell


Siempre me ha parecido que el olfato debe ser como una dimensión temporal del resto de los sentidos. O como una profundidad que la vista no tiene. Por ejemplo, uno como humano entra a una pieza y ve lo que hay ahí y si huele muy fuerte a comida, puedes deducir que alguien comió recién ahí o si te las das de detective, puedes pensar quién vive ahí, qué cosas hace o cómo es esa persona.

Pero un perro o un gato, por ejemplo, pueden saber con la certeza de lo empíricamente observable -olisqueable en este caso- qué fue lo que se comió en esa pieza, hace cuánto tiempo, dónde estuvo antes esa persona y así.



Envidio ese sentido del olfato que hace que el Demian me huela los pantalones cuando llego del Bicentenario y he jugado con otros perros y me mire y me diga: dónde anduviste metida, maraca!?? Con su mirada, claro, que es lo más terrible y característico del Demian. Estoy segura que puede oler dónde fui, que sabe que jugué con otros animales y que lo pasé bien más encima.

Eso mismo es, me imagino yo, lo que lo lleva a echarse sobre o dentro de mi ropa cuando la dejo en el piso. Como si quisiera borrar todo olor desconocido o ajeno y dejarle en claro a mis pantalones que yo soy de él y no de ningún perro mugriento que haya estado en la plaza.

También creo que les llegan mensajes, que captan cosas que uno no se imagina, como cuando abro la ventana de la pieza que da al poniente y el Demi con el Kracho llegan raudos a instalarse en la punta de la cama a estirar sus cogotitos y oler: 


Siempre creo que están interiorizándose de las copuchas del barrio, de olores que les llegan de otras partes de la ciudad y de un montón de cosas que no podemos percibir nosotros como humanos.

Lo mismo cuando llego de viaje y abro la maleta: en dos segundos tengo a todos los gatos adentro intruseando dónde fui, qué hice y qué cosas nuevas traje, como si ellos pudieran viajar un poco conmigo al oler la maleta.


Es por esto que cuando hayan sensorial augmentations, así como que a uno le implanten cosas para agudizar los sentidos... yo seré la primera en querer oler más!!