Sunday, May 22, 2011

Peludo perdido

Holaa!!

Estoy de vuelta! A pedido del público (aunque no lo crean, hubo público que exigió que volviera) me obligo a tomar el computador para contar cosas peludas a pesar de que me duele una muñeca y la tengo algo inmovilizada :(



El otro día fuimos a la plaza Las Lilas, como es nuestra costumbre todas las tardes después de la pega, y nos vimos involucrados en una situación lamentable y angustiosa. No por nuestra voluntad, por cierto, ya hemos hablado del nivel de involucramiento que deseamos con el resto de la comunidad de la plaza...

La cosa es que llegamos, soltamos a Rostito, como es habitual y partimos tras de él atentos a sus necesidades de... recogimiento, por decirlo así. Recogimiento de caca en bolsitas, por cierto. Estábamos en eso y se nos acerca una tipa del grupúsculo habitual y nos informa que se había perdido "la Flo" y que ayudáramos a buscarla. Horrible. Sobre todo porque la verdad ni mi marido ni yo teníamos la más mínima idea de quién era "la Flo", por lo que buscarla en una plaza oscura nos era una tarea más bien hostil.

Como queríamos ser decentes y parecer solidarios, nos encomendamos a la tarea, previo a escuchar por ahí que Flo era una Foxterrier pequeñita. Vagamos sin rumbo por la plaza más paseando a Rusty que otra cosa, pero con el ojo alerta por si veíamos a la perrita perdida. La verdad, como poca esperanza, ya que si la horda habitual, armada de linternas y voces chillonas incansables, no había pillado al can, era difícil que nosotros -que ni sabíamos cómo se veía el perro- pudiéramos dar con ella.

Rusty en tenida de invierno


Y luego vimos lo peor... un espectro sacado de lo más profundo de nuestras peores pesadillas. Pasó por al lado nuestro la dueña de la Flo, llorando como un becerro y mascullando entre sollozos si no habíamos visto a su perrita que se le había perdido y que no sabía qué hacer y buhus. Terrible. Hasta las almas más vacías e indolentes como las nuestras no pudieron sino conmoverse. Y así fue como nos dimos a una búsqueda algo más activa del can perdido.

En esta labor nos topamos con varios otros dueños de perros con sus perros mucho más cerca que de costumbre: los chicos con correa y los grandes siendo llamados a comparecer cerca de sus dueños mucho más que de costumbre. Al menos así fue para Tosti ese día.

Qué sería del mono si se perdiera Rustyto??
Era inevitable pensar en qué pasaría si ese perro perdido fuera el de uno... 

Fantaseamos colectivamente con una banda de hampones rapta perros, con el atropello desalmado de los peludos, con perritos flaquitos vagando perdidos sin poder encontrar sus casas... básicamente tragedias. Y rozamos la dimensión de lo que significan nuestros amigos peludos en nuestras vidas y ese día los quisimos un poquito más.

En ese onanismo mental el mono me comenta que la niña del perrito perdido podría ir a buscarlo a su casa, que a veces los perros cuando se pierden vuelven a lo conocido. Y en eso estábamos cuando aparece la dueña radiante con la perrita en brazos... la perrita, muy ufana, se había ido a la casa, el portero le abrió la puerta y estaba esperando calentita a que terminara la debacle en la plaza. Y todos fuimos un poco más felices, aunque claramente no como el esbirro que ahora más bien parecía un día de verano: sonreía a más no poder y  vestía de amarillo. En realidad siempre vistió de amarillo, pero el efecto es más relevante acá.

Dos lecciones: quiero mucho a mi perro y SIEMPRE ténganlos con una plaquita de identificación con el teléfono.

Qué sería de mí sin alguno de mis peludos??