Sunday, April 24, 2011

Toyotomi Time

Ok, el frío ha empezado con todo y en el depto es tiempo de desempolvar las estufas y comprar parafina. 

Algunos datos respecto a los métodos de calefacción de la casa: la calefacción central del edificio no es una opción. Es carísima y cunde poco, porque siempre tenemos que tener la ventana de la terraza del living algo abierta para que los cuts puedan ir a su caja de arena. Eso nos hizo peregrinar por varios métodos de calefacción, pasando por guateros, múltiples mantitas, estufas eléctricas, etc. Hasta que hace un par de años adquirimos una Toyotomi la que, tal como La Mecca, terminó nuestro peregrinar con éxito.

Con los gatos, fue un éxito absoluto inmediato. Olvidaron todo amor por mi, por el mono, por las camas y por cualquier otra cosa, para pasarse horas a una imprudente distancia del monolito-escupe-aire-caliente. El Kracho se quemó los bigotes y el Demian no, pero de todas formas permanecieron ambos todo el invierno adorando a la Toyotomi con un amor que nunca han profesado por nada más.



El año pasado incrementamos la población de Toyotomi con una de esas redonditas que no tiran aire pero que tienen una suerte de quemador y genera el efecto fogata en la casa: todos alrededor de ella. A veces, por las noche, cuando todo está quieto, si se escucha atentamente se oyen las voces de los gatos cantando el Cumbayá a su nueva amiga.

Así de felices...


Con el Rusty ha sido toda otra historia...

Notemos primero que la lealtad del can a su amo, el mono, es inalienable, imperturbable, sin fin y magnífica. Hasta que llegó el invierno y se prendió la estufa. No hicimos sino darle on, para que el perro huyera despavorido a perderse en el punto más lejano posible a la estufa... No sabemos si es el aire caliente, el olor imperceptible a parafina o simplemente su presencia, pero Tostito no tolera la estufa. Prefiere helarse.

El año pasado esto requirió de un estudiado proceso de desensibilización sistemática del perro: básicamente ignorarlo hasta que se le pasara la hueá. Lo que tomo como dos semanas... O_o

Al final del invierno los tres peludos dormían felices frente a las estufa, pero el verano parece haber borrado las huellas de tan cuidado proceso de quitarle la fobia al perro. 

Hoy prendimos la estufa otra vez y el perro huyó despavorido, como si prenderla fuera una sentencia a la muerte más lenta y dolorosa imaginable. A tal punto que como su comida está en la pieza de la estufa, agarró un puñado en su boca y se la trajo al dormitorio a comer... Sólo poniendo un pasillo de por medio fue capaz de tragar. 

Así que nos esperan un buen par de semanas de ignorar, perdón, desensibilzar al perro...

1 comment:

  1. primero: volver a usar la calefaccion central es super facil una ecuacion que lleva gatos, cqajon del maipo, abandono. simple
    segundo si al perrito hay que llavarlo cargado a la estufa se le lleva cargado caramba

    saludos a rustito

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