Wednesday, May 16, 2012

Compañía en el baño

Tengo conciencia de que esta semana el blog ha estado cargado hacia la caca. De hecho tengo pendiente otro post al respecto, pero la cosa es que yo escribo de las cosas que me vienen a la mente cuando me vienen... la inspiración no tiene una dirección fija. Y resulta que esta semana lo que me inspira está todo relacionado...

Pues bien, resulta que los gatos tienen un tema con las puertas cerradas: no les gustan. Esto ha hecho que la mayoría de las veces las puertas de la casa estén abiertas o que si las cerramos por algún motivo siempre queden un poquito abiertas para que sus mercedes puedan pasar. 

Y así es como llegamos a las puertas del baño. Esas tampoco les gustan cerradas, pero ahí no hacemos concesiones peludas: en esta casa no se va al baño con la puerta abierta. We are just not that kind of people...

Y es así como llegamos a la siguiente situación: los gatos me acompañan siempre, SIEMPRE cuando voy al baño. No hago yo sino entrar y cerrar la puerta cuando ya hay un gato del otro lado de la misma desatando su manera favorita de llamar la atención para entrar. El Demian se afila las uñas en la alfombra a la entrada haciendo harto ruido y el Kracho hace lo que hace mejor: chilla como energúmeno verborreico. Todo ello con fruición hasta que les abro la puerta.

Esto, de manera total y absolutamente independiente de qué es lo que voy a hacer al baño. No les importa si me voy a duchar con agua hirviendo y van a tener que sacar agallas para respirar o si me voy a alisar el pelo durante media hora o si... bueno, me entienden...

Y así me acompañan en variadas actividades felinas peludas...

Se bañan ellos mismos
Me contemplan turniamente o miran la puerta para que los deje salir sólo para repetir el ritual de entrada a los 5 segundos...
Juegan...
Se pelean
Descansan...

Y así... todos los días y todas las veces.

La verdad... lo agradezco. No suelo bienvenir compañía en el baño, pero los cuts saben hacerla. En general me dejan bastante en paz para hacer lo mío... una consideración que procuro reciprocar cuando ellos hacen los suyo en su caja de arena en la terraza. Y así nos entretenemos más.

Pensaría que este acompañarme en el santuario del baño tiene que ver con que es el único lugar donde estamos los tres solos... sin el Rusty I mean. Y que es nuestro lugar y momento especial (aunque muchas veces yo esté en el water)... pero la verdad es que lo hacían antes de que el perro llegara. Y antes de que el mono llegara. Aunque, en realidad, eso no quiere decir que no sea nuestro lugar especial... ¡Nada como bonding in the bathroom!

Ya, los dejo. Los servers de Diablo III ya están arriba de vuelta. 

Claro que no sin un bono... un chupi de mí al Kracho:

asco!



3 comments:

  1. Estupendos tus cuentos de los cuts en el baño, los chupis y las bolsitas para la caca. Todo lo he leído cuendo fue publicado. Algún comentario hice de uno de tus posts, pero no se si lo viste. Joden tanto con que hay que leer esos números ilegibles para que te acepten el comentario. A ver si este pasa. Gocé con tus cuentos y me reí mucho. Un beso, Ma

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  2. mmm Az el mono llego antes que los gatos (aunque en tu cabeza no haya sido así)

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  3. El mono llegó después que el Demian y antes que el Pankrasio!!! Y puedo haber estado toda drogada, pero de eso sí me acuerdo!!

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